300
La historia cuenta que hace casi 500 años antes de Cristo, hubo dos guerras médicas entre Persas y Griegos que conformaron el mapa político de una época y, según muchos historiadores, el mapa político actual, no en vano lo que representaban ambas civilizaciones era la democracia - Grecia - por un lado y los imperios místico-esclavistas (Persia y sus acólitos fundamentalistas asiáticos) por el otro.
La batalla crucial (al final de la 2ª guerra médica), y que dio al traste con las pretensiones de expansión persa por europa, fue la de Salamina, y no fue por tierra, sino por mar. Pero paradójicamente las dos batallas que pasaron a la historia tuvieron lugar en la primera guerra médica: la Batalla de Maratón (con Martin Fiz de correo) y la del paso de las termópilas, épica tragedia que ha dado pie a la peli que Juanma y yo nos pasabamos a ver el pasado viernes 23 de Marzo.
La estética de la película es puro cómic, con uso - rozando el abuso - de la cámara lenta y los blancos sobre negro. Frank Miller (alguien recuerda Sin City?) marca un storyboard plásico, trufado de poses y posturas por parte de un plantel sacado más de un gimnasio que de una escuela de actores. Un poquito de rock, mucho matte y guiños al Gladiator de Ridley Scot (sobre todo en las escenas de Esparta), y ya tenemos una revisión Peplum siglo XXI lista para el consumo palomitero.
Pese a todo, la peli merece mucho la pena. Las referencias históricas son casi nulas, pero las pocas que hay son bastante rigurosas. Sí fueron 300 los que se plantaron frente a centenares de miles persas. Sí fueron traicionados y aniquilados bajo una lluvia de flechas (los historiadores narraban que las flechas de Jerjes oscurecían el sol). Los peros son sutiles, y creo que habrían iluminado un poco más y mejor la gesta y las motivaciones de los espartanos. La peli nos quiere hacer creer que - como los mirmidianos de Brad Pitt en Troya - lucharon sólo por pasar a la posteridad. Y que fueron 300 porque Grecia les dejó casi solos. Y no.
La realidad es que a enfrentarse con los persas fueron casi todos los pueblos libres de Grecia, no sólo 300. Fueron unos cuantas decenas de miles, pero los persas eran abrumadoramente superiores en número, y prefirieron terminar retirándose para probar suerte defendiendo Atenas. Esa retirada habría sido un desastre si los 300 espartanos que quedaban, junto con más de mil beocios que lucharon a su lado, no hubieran conseguido retrasar a los persas lo justo y necesario para que las tropas en retirada consiguieran llegar a Atenas con tiempo de montar una defensa efeciva, como así fue. Un detalle estratégico que me habría gustado que quedara más claro, pero desde un principio estaba claro que la trama no era más que una excusa sometida al lucimiento artístico del film.
Comentario aparte merece Jerjes. Casi nunca iba con sus ejércitos, pero bueno, no pasa nada. Lo que resulta bochornoso - la sala entera irrumpió en carcajadas cuando salió - es que lo hayan pintado como una reinona drag-queen del Carnaval de Tenerife, sólo le faltaban las plataformas! Y bueno, ya cuando le pone la mano en el hombro a Leonidas para que se someta... qué forma más sarasa de pedir rollo... Pero bueno, el mal rato pasa rápido y enseguida sigue la acción, muy bien rodada y mejor coreografiada.
Tengo una debilidad especial por la historia de aquella época, y quizás por eso no haya sido muy crítico con la cinta. Juanma no dejaba de repetir 'esto es una pasada', y seguramente lo era, pero sigo creyendo que es puro cine, un trabajo que no debe dejarse para la edición de DVD (a no ser que tengas un plasma de 2 metros...)