Silent Hill
A algunos ya os comenté las aterradoras horas que pasaba por las noches jugando a un juego que me obligaba a encender las luces, a mirar por detrás de mi hombro cuando me iba a la cama... algunas escenas las tenía que ver y jugar con las luces encendidas...
Ese juego se llamaba Silent Hill, una evolución de los horror survival games (juegos en los que el objetivo es sobrevivir) que comenzó con Resident Evil (la menos mala de las adaptaciones que se habían hecho hasta ahora) y que llega con la cinta que nos ocupa a su cénit llevando al extremo una nueva forma de terror psicológico.
No hay demasiada acción, las luchas no son casi nunca directas. El terror procede del ambiente, del sonido, de la atmósfera (la película contó con el asesoramiento del creador videojuego) que tanto ponía los pelos de punta durante el juego y que Christphe Gans tan fielmente ha llevado a esta cinta. La aparición de los deformes fantasmas, el hecho de darte cuenta poco a poco de los universos paralelos que se van cruzando, la aparición de Pinhead (encapuchado que arrastra un cuchillo de 4 metros por pasillos de pesadilla), los gritos lejanos y de repente casi en la butaca de al lado, los cambios de ritmo, de luz (oscuridad absoluta que se funde en escenas en las que teníamos que entornar los ojos), y un final marca de la casa Konami (aquí no esperéis nada habitual) hacen que abandones la sala aterrorizado por la historia, no por el final, ni por la suerte de este o aquel personaje.
Adaptar videojuegos a la pantalla está comenzando a dar sus frutos. Casi todo lo hecho hasta ahora en este campo ha sido infumable (Mario Bros, Mortal Kombat, Tomb Raider... Resident Evil se salvaría de la quema, pero por poco), pero Silent Hill marca un punto de inflexión que espero se mantenga, no en vano el mundo de los videojuegos son para mí uno de las pocas fuentes de originalidad (insisto, no esperen un final feliz ni todo lo contrario) que quedan tras el agotamiento del cómic o de las novelas de Tom Clancy.
Eso sí, para entender la película completamente, una cosa es cierta: es necesario haber jugado alguna vez al juego.
Calificación: 5/5